José vivió lleno de bendiciones después de pasar por la esclavitud,
Moisés fue libertador de Israel a pesar de haber matado a un egipcio,
Daniel gobernó en tierra extraña después de haber perdido su idioma, sus
vestiduras y hasta su nombre. Dios transformó en salvación la sangre
que Jesús derramó por nuestra causa en la cruz. Cuando agradeces al
Señor incondicionalmente, aun estando en lo profundo del foso, Dios ‘el
tejedor’ interviene en tu vida y entremezcla las hebras toscas con los
hilos de terciopelo. Salir del foso no será fácil, tienes que vivir el
entrenamiento necesario, por el tiempo que sea y por doloroso que sea…
pero siempre con la certeza de la promesa del Señor, de que vas a salir
victorioso.
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