Un día me dijeron que soy el germen
y la belleza literaria
Me la creí
y andaba orondo y sacaba pecho
Ya no escribía
me interesaba poco la escritura
Ya no daba vueltas para la inspiración
la vida era distinta
Comencé a frecuentar
lugares diversos
La noche me fue ganando
el licor se apoderó de mí
Las mujeres me seguían
era el poeta que ellas habían amado
Me olvidé de la escritura
pero una pena comenzó apoderarse de mí
¿Y qué de mis sueños literarios?
Yo apuntaba a más
Yo apuntaba a ganar almas para Cristo
no solo era deslumbrar era tocar vidas
Y poco a poco me alejé de las noches intensas
de los abrazos de las mujeres que ahí estaban
Me daban un calor inmenso
una sensación de felicidad
Con ellas tenía el mundo en las manos
la vida era bella
Las noches eran intensas
y el calor agolpaba mi cuerpo con caricias de mujeres hermosas
Íbamos a hoteles
la vida era bella
Pero lo literario fue tan grande
que volví por mis fueros
Me armé de valor
y dejé las noches hermosas
Me daba pena de mujeres que dejaba
de abrazos que no volvería a tener
Recordaba sus miradas
sus caricias
Pero antes de retirarme
volví a visitar a todas
Algunas lloraban
y una de ellas me dio una flor me dio pena al ver sus ojos
Como que me decía te quiero
no te vayas te necesito
La miré a sus ojos
me acerqué y le dije te quiero
Eres preciosa
eres hermosa
No
no te abandonaré
Y adonde yo vaya
tú irás conmigo
Naciste para mí
te amo te amo
Y el público se puso de pie
era un poema que recién había inventado
Y mis ojos
mis ojos estaban llorando ...
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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