Entre rosas y margaritas
ella crecía
la labor era intensa
y todo brillaba
el fuego de un péndulo
y aunque todos querían
ella sabía
que el fuego era lento
y solo se daba
a los que seguían
no era su cuerpo
solo su alma
ella lo daba todo
porque entendía que su presencia
no era en vano
que este poema sirva
a que muchas mujeres brillen
más de lo que hacen
porque su presencia es grande
y necesitamos la belleza de sus almas
más allá de luces y colores literarios
y lo que el mundo quiere no son aproximaciones
supuestos
o el algún día
sino la presencia viva de sus almas
en actos y sensibilidades
y muchas almas adormecidas crecerán con esas almas
hoy lancé un poema al viento
y crecerá con margaritas y rosas en el paso de los años.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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