Al escribir este poema
algunas lágrimas,
vinieron a mis ojos
una dulce canción,
se apoderó de mi alma
tal vez era el viento
tal vez era la brisa
tal vez era el mar
tal vez era el recuerdo,
de un amor que no fue;
ella era hermosa
ella era amada
ella era el calor
ella era el mar;
hoy sé,
que es la despedida
y mis versos,
se irán con el viento;
hoy la dulce canción,
ha tocado hondo,
tocó las fibras,
tocó el calor
tocó,
"la belleza de mi alma";
y me despido,
para no volver
pero el viento traerá despacio,
la "furia" de mis versos,
y ella,
tan presente,
en mi pecho,
y nunca,
ni en sus momentos más tristes,
se preocupó por mí,
y hoy tal vez
algún verso,
entrará por su ventana
y alegremente tocará su pecho,
y qué bello momento
será,
si ella,
se acuerda,
de mi mirada;
la amo,
y que el mundo lo sepa,
es solo un escrito literario.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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