Tus ojos
tu mirada
tu cuerpo
todo era hermoso
y entre lluvias y montañas
me amabas;
el río cristalino
era bello a tu lado
los pajarillos cantaban
y una noche
al fondo del bosque
gritaste
que el amor nunca muera
y entre rocíos y lluvias acrisoladas
todo era mágico
la luna nos alumbraba
y éramos felices;
¡qué intenso!
fue el verdor de un amor
que nunca muere
y hoy lo envío al viento
y en música suave
tejidos hermosos habrá
a donde llegue estas líneas
en la fuerza de tu mirada.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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