- La vez pasada cuando llegué a mi pueblo todo me parecía extraño.
Te entiendo.
- Algunos me decían ya eres todo un limeño.
- Quizá en algunas cosas.
- Cómo es eso de que quizá en algunas cosas.
- Y les dije algo debo tener de limeño pero tengo mucho más de este pueblo.
- Aquí naciste me dijo uno de ellos.
- Y aquí cantaste por primera vez una de tus mejores canciones.
- Sí, aquí lo hice -le respondí.
- Y también recuerdo que una vez a pedido de todas esas chicas que quizá querían ponerse un poco tristes cantaste una conocida canción de un grupo musical que estaba muy de moda en aquel momento...
- Y la verdad -le dije- no quise cantar esa canción pero la fuerza del público...
- Sí -me respondió- a veces es el público el que pide una canción y hay que cantar, y más aún cuando tú también tienes ese talento para el canto...
- Tampoco exageres -le dije- quizá un poquito, y eso sería todo...
- Pero las chicas no decían eso.
- Y pensar que todo eso ha sucedido en el año 98, y a veces pareciera que fue hace mucho tiempo.
- Y sabes.
- Sí, dime.
- A veces me he preguntado porqué me pidieron esa canción; sé que la canción es bonita pero su letra como que no encaja con mis sueños y expectativas...
- Tampoco, tampoco ¡eh!... Recuerda es tan sólo una canción.
- Sí, tienes razón.
- Y sabes qué.
- Sí, dime.
- Es que te has acostumbrado a otro tipo de letras, y esa por decirlo de alguna forma como que duele, como que golpea, como que es algo que uno nunca quisiera decir, y aquí entre nos te digo es porque quizá somos demasiado inocentones que no nos damos cuenta que tan sólo es una letra; y eso eso es todo... Pero también hay que tener presente que ese tipo de letra es para tocar el corazón y a la vez buscar el éxito de una canción...
- Tienes razón, y como dice aquel verso: a veces tenemos que abrirnos un poco más...
- Y recuerdo que cuando cantaste esa canción fue a eso de las seis y media de la tarde en este parque de nuestro querido pueblo de Llama; y siempre será un hermoso, hermoso pueblo...
- Y aquí en este lugar muchas veces jugaste pelota -me alcanzó a decir otro amigo.
- Sí, eso nunca se olvida les dije.
- Pero pareces un poco extraño me decían.
- Quizá he cambiado en algunas cosas les decía.
- Pero tienes que volver a ser el de antes me respondían.
- Y hoy que vuelvo nuevamente a Lima también me parece un poco extraño este lugar...
Y sonreíamos ante esto último que él había mencionado.
Un sábado por la tarde nos fuimos a visitar a algunos amigos y recordar tantos momentos que habíamos pasado.
Ya después me decía aún somos jóvenes y ya hablamos de recuerdos.
Si hoy hacemos esto qué será más adelante le decía.
- Quizá no llegue ese más adelante -me respondió.
- Sólo Dios sabe -le dí como respuesta.
Cuatro días después nos fuimos a caminar por algunas calles del distrito del Rímac, y le comentaba lo que con Claudia hacíamos en favor de algunos niños.
Me respondió diciendo tiene que haber algo grande para hacer esto.
Sólo intentamos algunas cosas le decía.
- Pero eso es algo que yo he notado desde el tiempo en que te conozco.
Quizá algo de esto hay en mí.
- Y de acuerdo a lo que me has comentado aun cuando eras niño y a tu manera hacías algunas cosas...
- Digamos, a veces como que se me daba por hacer algo...
- Y nunca olvidaré que cuando recién te conocía en varias oportunidades me apoyaste de una u otra forma.
Cómo decirlo, son cosas que en algún momento como que algo queremos hacer.
- Pero que tienen un gran valor -me respondió.
Bueno como cualquier otra cosa un tanto simpática que por ahí quisiéramos hacer.
- Te entiendo -me contestó- y sonreíamos.
Y en aquel momento llegó mi buen amor y sonriendo me dijo: preguntaba por ti...
Te amo, te amo, te amo...
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
Es parte de uno de mis escritos...
Te amo, te amo, te amo...