Hacer poesía
de la buena
y de la alta
no es fácil;
de la buena
hay muchas
y entre ellas
hay selectividades
que asombran;
es el juego del verso
y la rima
es la tarde que viene
y la noche que asoma;
es el canto en la luna
y el valle en el sol
es la sombra que apetece
al enamorado
y le dice a la chica los versos más lindos
a la luz del sol;
es el viento que sopla
y no se siente
en un abrazo;
es la rima furiosa
en los alpes acantonados
y los ríos que asombran;
es el arte del poeta
que cautiva
y su poesía es más linda
y más alta
a la luz del sol;
son los brazos que te llevan
por lo delicado
y cuando el poeta parte
deja en tu conciencia
los colores
y la poesía más alta
y al leer sus versos
con arte desplegado
en algún momento
en algún punto
hay lágrimas en tus ojos;
es el poder de los versos
que con sutileza fina
supo llegar a lo más dulce
a lo más bello
y a lo más fuerte
de tu conciencia.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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