miércoles, 31 de agosto de 2011

Javier Bertucci - Yo quiero ser como mi Jesús 4


Precioso, precioso mensaje...


Manuel Núñez del Prado Dávila


(Pastor Javier Bertucci/Opinión ACN).- “Nadie puede ser ayudado, a menos que reconozca que necesita la ayuda”. Lo peor que podemos pensar es que no necesitamos a Dios, este es un gran engaño, así como lo es pensar en acercarnos a Él cuando “seamos perfectos”, “seamos mejores”. Este engaño se convierte en una pobre excusa, que demora, al menos, ese acercamiento. Lo cierto es que nunca dejaremos de cometer errores, pues la perfección es una carrera larga; de hecho, cualquier obra que desee llevarse a un nivel de perfección requiere de mucho tiempo.


Hay un propósito de parte de Dios para con cada uno de nosotros, y ese propósito va a prevalecer por encima de nuestras imperfecciones. Sólo Dios tiene el poder de perfeccionarnos y ayudarnos en cualquier debilidad que tengamos. Por ello, no debemos permitir que nos juzguen por esos errores o debilidades, y mucho menos, que ellos nos alejen de la oportunidad de acercarnos a Dios. De esta forma, cuando Dios tiene un propósito, éste es más grande que cualquier otra cosa.


¡Dios es más grande que tus errores!

Una vez que conocemos a Dios, iniciamos el camino de la perfección, Los planes de Dios son inimaginables y más grandes que nuestras debilidades, de manera que los hombres y mujeres que ahora están bregando con debilidades y errores, sin aparente futuro, pueden convertirse en los hombres y mujeres que Dios eligió para su mayor propósito. Creer en estas personas siempre es recompensado por Dios.


“La excelencia de Dios se preserva en vasos de barro.”


Dios elige a las personas conforme a Su propósito y Su gracia y no con base a las competencias, habilidades o virtudes personales de alguien. No es por nuestras obras, pues Dios le da importancia, no a lo que estamos haciendo, sino a lo que potencialmente podemos ser y hacer en Él. La Biblia está llena de historia de hombres y mujeres que cometieron en ocasiones grandes pecados, pero en todos los casos, a éstos Dios tomó en cuenta para llevar a cabo sus planes y propósitos.


¡Dios no desecha sino que restaura!


Cuando Dios elige a una persona se toma su tiempo para formar en ésta un corazón correcto. Al final, esa persona es capaz de entregar, no sólo sus debilidades sino su vida completamente. ¡Dios tiene, ha tenido y tendrá paciencia contigo! Asimismo, nadie podrá oponerse al propósito que Dios ya ha trazado para tu vida, mucho menos obstaculizarlo, si dejas que Él te guíe plenamente. Así, nuestras vidas están en las manos de Dios y nada puede cambiar esa realidad, incluso, ante cualquier falta, debilidad o error que hayas cometido en el pasado Él puede restaurarte, sólo reconociendo tu necesidad de Dios. ¡Entrégale tu corazón!


Twitter: @javierbertucci


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