Publicado el 09/04/2012
En cierta ocasión alguien le dijo a
un Rey de Israel: Dios está contigo porque estás en los montes, pero si
bajas al sitio más bajo, al valle, Dios te abandonará. Y Dios dijo '¡No!
Yo también te daré la victoria, aun cuando creas que no tienes nada'.
Bienaventurado aquel que puede atravesar un valle de lágrimas y cuando
está en el valle del dolor -en ese momento cuando uno se pregunta tantas
cosas y hay tan pocas respuestas de parte de Dios- aun así puede
transformar el valle en bendición y de ese dolor puede aprender algo. Y
es que cuando Dios te pone en medio de un valle de huesos secos, es
porque hay un propósito.
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Un precioso mensaje para reflexionar...
Un abrazo.
Manuel Núñez del Prado Dávila
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