Si hoy gozas de salud, tienes un techo que te resguarde y comida para llevar a tu boca, eres una persona rica. Y el Señor comanda a los ricos de este mundo a no ser arrogantes, a no poner las esperanzas en las cosas, sino en Él. Tu gozo tiene que depender directamente del Señor, no de tus finanzas o de tu salud, porque si te entristeces cuando no tienes dinero acumulado en el banco y te alegras cuando tienes saldo a favor, entonces tienes un problema más grave que la pobreza o la riqueza, tienes un problema de independencia de Dios.
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