Una música
se escuchaba a lo lejos
era una canción de Los Iracundos
ella me miraba
yo la miraba
la gente entraba
y salía de aquel bar
pedí dos copas
para brindar
y en un momento me acerqué
para decirle eres hermosa
ella sonreía
y sus labios me invitaban a caricias intensas
sabes le dije
ayer soñé contigo
cómo me preguntó
tuve un sueño
tú estabas ahí
y cuando quise seguir hablando
una mano se posó en mi boca
calla
y una voz me decía
hay poemas que no son para ti
no interrumpas el viaje de un poeta
eres como el crisol que apuntas a amaneceres hermosos
no detengas la estadía de la belleza
ni bajes la poesía a caminos fluctuantes por un aplauso
y si hoy el mundo no valora no cambies la dirección
hay aplausos que se consiguen fáciles
pero no hay contenidos que lleguen al alma
y cuando la vida ya se va
y lo que quedan son los recuerdos
el mundo entenderá
que tu paso por esta vida no fue en vano
tal vez hoy nadie te aplauda
pero algún día habrá almas en la eternidad
llenas de gozo
no mires el presente para el presente
mira el presente para la eternidad
no cambies el mensaje por un aplauso
y el público se puso de pie
es un poema que escribí al vuelo
cuando ella partía
para no volver
y dejó una frase para mis lágrimas
te quise
y en ese momento sentí que sus labios me besaban
y ahí abrazados
ella me miraba
y una vez más había escrito
un poema para el recuerdo.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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