miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pero que tienen un gran valor...

- La vez pasada cuando llegué a mi pueblo todo me parecía extraño.

Te entiendo.

- Algunos me decían ya eres todo un limeño.

- Quizá en algunas cosas.

- Cómo es eso de que quizá en algunas cosas.

- Y les dije algo debo tener de limeño pero tengo mucho más de este pueblo.

- Aquí naciste me dijo uno de ellos.

- Y aquí cantaste por primera vez una de tus mejores canciones.

- Sí, aquí lo hice -le respondí.

- Y también recuerdo que una vez a pedido de todas esas chicas que quizá querían ponerse un poco tristes cantaste una conocida canción de un grupo musical que estaba muy de moda en aquel momento...

- Y la verdad -le dije- no quise cantar esa canción pero la fuerza del público...

- Sí -me respondió- a veces es el público el que pide una canción y hay que cantar, y más aún cuando tú también tienes ese talento para el canto...

- Tampoco exageres -le dije- quizá un poquito, y eso sería todo...

- Pero las chicas no decían eso.

- Y pensar que todo eso ha sucedido en el año 98, y a veces pareciera que fue hace mucho tiempo.

- Y sabes.

- Sí, dime.

- A veces me he preguntado porqué me pidieron esa canción; sé que la canción es bonita pero su letra como que no encaja con mis sueños y expectativas...

- Tampoco, tampoco ¡eh!... Recuerda es tan sólo una canción.

- Sí, tienes razón.

- Y sabes qué.

- Sí, dime.

- Es que te has acostumbrado a otro tipo de letras, y esa por decirlo de alguna forma como que duele, como que golpea, como que es algo que uno nunca quisiera decir, y aquí entre nos te digo es porque quizá somos demasiado inocentones que no nos damos cuenta que tan sólo es una letra; y eso eso es todo... Pero también hay que tener presente que ese tipo de letra es para tocar el corazón y a la vez buscar el éxito de una canción...

- Tienes razón, y como dice aquel verso: a veces tenemos que abrirnos un poco más...

- Y recuerdo que cuando cantaste esa canción fue a eso de las seis y media de la tarde en este parque de nuestro querido pueblo de Llama; y siempre será un hermoso, hermoso pueblo...

- Y aquí en este lugar muchas veces jugaste pelota -me alcanzó a decir otro amigo.

- Sí, eso nunca se olvida les dije.

- Pero pareces un poco extraño me decían.

- Quizá he cambiado en algunas cosas les decía.

- Pero tienes que volver a ser el de antes me respondían.

- Y hoy que vuelvo nuevamente a Lima también me parece un poco extraño este lugar...

Y sonreíamos ante esto último que él había mencionado.

Un sábado por la tarde nos fuimos a visitar a algunos amigos y recordar tantos momentos que habíamos pasado.

Ya después me decía aún somos jóvenes y ya hablamos de recuerdos.

Si hoy hacemos esto qué será más adelante le decía.

- Quizá no llegue ese más adelante -me respondió.

- Sólo Dios sabe -le dí como respuesta.

Cuatro días después nos fuimos a caminar por algunas calles del distrito del Rímac, y le comentaba lo que con Claudia hacíamos en favor de algunos niños.

Me respondió diciendo tiene que haber algo grande para hacer esto.

Sólo intentamos algunas cosas le decía.

- Pero eso es algo que yo he notado desde el tiempo en que te conozco.

Quizá algo de esto hay en mí.

- Y de acuerdo a lo que me has comentado aun cuando eras niño y a tu manera hacías algunas cosas...

- Digamos, a veces como que se me daba por hacer algo...

- Y nunca olvidaré que cuando recién te conocía en varias oportunidades me apoyaste de una u otra forma.

Cómo decirlo, son cosas que en algún momento como que algo queremos hacer.

- Pero que tienen un gran valor -me respondió.
Bueno como cualquier otra cosa un tanto simpática que por ahí quisiéramos hacer.

- Te entiendo -me contestó- y sonreíamos.

Y en aquel momento llegó mi buen amor y sonriendo me dijo: preguntaba por ti...



Te amo, te amo, te amo...

Manuel Núñez del Prado Dávila

Escritor peruano

Es parte de uno de mis escritos...

Te amo, te amo, te amo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario