Nunca recibí tan buen consejo.
Para un escritor no hay nada mejor que leer y revisar a los maestros de la literatura,
quienes supieron contagiar de pasión sus escritos, de amor sus poemas y
de intriga sus novelas. Leer a los magos de las palabras significa leer a la literatura misma, y eso cala muy en el fondo del corazón.
Sin embargo, la titularidad de “ser un clásico” no es un requisito indispensable en las lecturas de un buen escritor. Pienso que los escritores deben contribuir a la cultura de su imaginación revisando tanto las obras de autores consagrados como los “no consagrados” o de articulistas de medio pelo que cuelgan sus textos en un sitio particular —tal que yo, por ejemplo—. No sería la primera vez que, leyendo a un autor completamente desconocido, encuentro la llama de la inspiración que me descubre una u otra idea.
Sin embargo, la titularidad de “ser un clásico” no es un requisito indispensable en las lecturas de un buen escritor. Pienso que los escritores deben contribuir a la cultura de su imaginación revisando tanto las obras de autores consagrados como los “no consagrados” o de articulistas de medio pelo que cuelgan sus textos en un sitio particular —tal que yo, por ejemplo—. No sería la primera vez que, leyendo a un autor completamente desconocido, encuentro la llama de la inspiración que me descubre una u otra idea.
Por eso, sea o no leyendo a los clásicos, la primera fuente de inspiración debe encontrarse en la lectura misma, en la literatura más genuina y primitiva.
La Ilíada y Lolita
Recuerdo mi primeraaproximación a La Ilíada , de Homero; esa epopeya clásica oriunda de la Antigua Grecia que relata la ira de Aquiles y la muerte de Héctor. Tras leer la obra comprendí que los personajes de la mitología griega ofrecían todo un mundo de alternativas literarias. Así comencé mi propia versión de la guerra de Troya,
novela en la que invertí cuatro fatigosos meses de redacción y otros
tantos de documentación, y durante los cuales redacté poco más de
120.000 palabras. En tanto que elaboraba este libro, leí La Ilíada en varias ocasiones, no para plagiar su contenido, sino para contar desde mi propia pluma lo que otros contaron ya.
Otro caso en el que encontré la inspiración leyendo a un autor
consagrado es más reciente. De hecho, actualmente estoy trabajando en
dicha novela, cuyo germen nació mientras leía Lolita, de Vladimir Nabokov.
El erotismo de esta obra inspiró en mi mente la silueta de un personaje
cuya profesión era la literatura y su vocación los asesinatos,
personaje al que estoy conduciendo por una vida de delitos y de belleza
artística.
La poesía
La poesía, igualmente, es un tesoro para las musas impacientes. Leer un soneto, una copla o cualquier forma de verso activa la mente del lector, impulsando un análisis crítico de la obra
en un intento de comprender lo que el poeta quiere transmitir. Este
proceso intelectual es una gran ayuda en la búsqueda de ideas
particulares, debido a que la comprensión de la poesía es algo muy personal e íntimo, y permite adentrarse en el mundo de las emociones propias, donde siempre aguarda una idea que descifrar en palabras.
Muchas veces, cuando mi musa está dormida y las palabras se me
atragantan en el vértice de un bolígrafo, la única solución que
encuentro para reencontrarme con la inspiración es leyendo a otros. Sea
un pequeño poema, un párrafo de una novela o un microrrelato, leer me motiva a escribir, ayudándome a desentrañar esas palabras que se esconden de mí.
Francis Bacon“La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil, el escribir lo hace preciso”.
La importancia de la lectura
En definidas cuentas, la escritura nace directamente de la lectura más voraz e íntima. Leer, sea o no a los clásicos, influye en las musas desconocidas de nuestra imaginación, incitándolas a que despierten con la idea, el personaje, el momento o el paisaje leído.
Por eso, la lectura es una fuente de inspiración en sí misma, y es recomendable leer y leer para poder escribir y escribir.
Si a mí me inspiraron Homero y Nabokov, a vosotros seguramente os
habrán inspirado muchos otros, y eso nos conduce a la reproducción
sistemática de la literatura, cuyos genes, en forma de palabras, son
capaces de componer millones y millones de ejemplares.
Y vosotros: ¿alguna vez os habéis inspirado leyendo a otros?
Los escritores y sus fuentes de inspiración (II) – Los clásicos
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
Predica del Pastor Alberto Ghione 16-9-2012 - YouTube
Un precioso mensaje para reflexionar...
Manuel Núñez del Prado Dávila
No hay comentarios:
Publicar un comentario