Insisto
en estar en contra
del silencio permanente
porque es perjudicial
en todo sentido
no apoya en nada
no sirve para nada
y si vamos a querer
seguir realmente
queriendo vivir así
lo que haremos es
empeorar toda situación negativa
y perjudicar
retardar
o impedir
las situaciones buenas que puedan darse
y todo eso
por culpa
de malos pensamientos fijos
que ya están anidados
en el alma y en el corazón
y en vez de apoyarnos mutuamente
lo que estamos haciendo
es empeorar cada día más
y creando más distancias
en todo aspecto
y en todo sentido
y en vez de ser referentes
o paradigmas
de algo bueno
para que otros puedan seguirnos
lo que estamos haciendo
es lo contrario
y estamos dando malos ejemplos
y evidenciando
en los que somos creyentes
que todavía realmente
no hemos asumido
una posición fija
de querer ciertamente
agradar a Dios
en todo momento de nuestras vidas
y lo que hacemos es
de manera parcial
solo en la iglesia
y según los casos
en ciertos lugares
con ciertas personas
y a los demás
los tratamos
con indiferencia
con silencio permanente
con falta de perdón
con falta de misericordia
sin el deseo de querer ayudar
de compartir
de no querer preocuparse
por otros
por sus heridas
por sus tensiones
y cuando todo eso
va en aumento
estamos evidenciando
entre otras cosas
que no hay un amor grande
en nuestras vidas.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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