En esa novela él publicó lo que consideraba una de sus más grandes aspiraciones, y decía en una entrevista puedo escribir algo y no publicar y el mundo no se enteraría de aquellas cosas que están en lo más íntimo de mi corazón, pero como trato de hacer una novela abierta a muchas cosas busco que uno de mis personajes inventados diga cosas que yo siento, que yo vivo y hace que mi mundo sea muy diferente a otros escritores que están muy interesados en lo terrenal y que si no logran lo que ellos quieren no se sentirán contentos y que no habrán alcanzado lo que ellos realmente querían, pero en mi caso veo la vida de un modo distinto, y dejar recuerdos y alentar a otros a que piensen en la eternidad, la novela como libro no es tu todo, es lo que dices, lo que reiteras, el alma que pones en ese libro, de tu amor vivo que aplicas en ese libro, de tu pasión por Dios, eso, eso es hermoso y mi vida la quiero dedicar a ensalzar un nombre y es el de mi Señor Jesucristo, alabado, alabado sea su nombre y no me averguenzo de mi fe en él, te amo Señor, te amo y decía muchas cosas más y muchos escritores se quedaron sorprendidos, y algunos sin comprenderlo derramaban lágrimas, y sin duda también que en el aspecto romántico ha escrito frases muy lindas, y muchos han llorado con esas historias que él ha inventado.
- Y yo he sido uno de ellos y como te dije hace poco leí algunas páginas de su primera novela en un parque de Miraflores, pero lo que no te dije es que esa tarde conocí a una chica que le gustaba leer poemas y ella me decía nunca he conocido a un poeta y no sé cómo se expresan los poetas en la vida cotidiana, pero me gustaría conocer un poeta y que llegue a ser mi amigo.
¿Y tú qué le dijiste?
- No le respondía y ella seguía hablando ¿y sabes?
¿Qué?
- Me cautivaban sus palabras...
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
Fragmento de una de mis novelas...
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