No es pecar demasiado lo que nos está matando, sino que nuestro horario
nos está aniquilando. Vivimos apurados y dejamos a Jesús como una
manchita que se aleja en el espejo retrovisor. Vivimos la vida en los
carriles rápidos, porque ya no tenemos carriles para ir despacio. Un
mensaje que te va a hacer parar. Especial para los que tienen ganas de
gritar: ¡Paren el mundo que me quiero bajar!
Manuel Núñez del Prado Dávila
No hay comentarios:
Publicar un comentario