Jesús se hizo carne para que tú caminaras en el Espíritu, Él descendió a
la tierra para que tú pudieras ir al cielo. Dios Padre se asegura que
caminemos a la altura de lo que Él nos llamó a ser, colocando dentro de
nosotros el Espíritu Santo, pues lo que determina lo que eres, es lo que
llevas por dentro. Es tener a Jesús en nuestro corazón lo que nos hace
andar en rectitud, ya que la santidad no es un esfuerzo sino la
revelación de quien es el que vive dentro de ti. Si Jesús está viviendo
en tu interior, manifestarás sus frutos, su carácter y naturaleza, y sus
frutos son amor, gozo y paz. Su amor dentro de ti te hará caminar en
perdón a aquellos que te han lastimado, su gozo te dará fortaleza en
medio de la dificultad, y su paz te inundará aunque estés atravesando la
más dura tormenta. No olvides jamás quien vive dentro de ti, pues Él es
en ti la esperanza de gloria. Llévalo con dignidad a la altura de lo
que eres y no te avergüences de Él, ni permitas que las circunstancias
te hagan quitar los ojos de aquel que vive en tu corazón.
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