Y esa noche al acostarme pensaba una vez más en ella.
- ¿Y alguna vez has pensado en enviarle alguna prédica a su correo?
Sí, pero la verdad es difícil que me dé una respuesta, lo más seguro es que no me va a decir nada.
- ¿Nada?
Nada amigo.
- ¿Y eso?
Es que no es creyente.
- Pero ni siquiera gracias por ese vídeo.
Lo más probable es que se amargue.
- ¿Que se amargue?
Sí.
- O sea, es de esas mujeres no creyentes y bravas.
Así es.
- ¿Y esa noche una vez más pensabas en ella?
Pero pensaba en cómo hacer que escuche prédicas y a la vez pensaba en esa cierta amistad que a veces me brindaba, me trataba con cierto cariño, pero muchas veces no me trataba así, era distinta, opaca, lejana, no respondía a mis mensajes de texto, callaba, me ignoraba, no daba respuesta a lo que yo le estaba diciendo.
- ¿Y así seguías pensando en ella?
Míralo por el lado amable.
- ¡Guau! yo que tú lo miraba por un solo lado.
Muchas veces no hay que mirar la vida así, porque sino posiblemente no hablarías a nadie de esas personas de Cristo, solo porque actúan de una manera distinta a otras personas, y no debe ser así.
- Correcto.
Y debemos predicar a todas las personas que conocemos, aun a pesar del cierto carácter que puedan tener, porque si solo vamos a querer predicar a las personas de buen carácter no estaríamos haciendo lo que ciertamente deberíamos hacer, predicar a todos.
- Muy bien amigo, y casi te digo ¿esto es parte de una novela o de la vida real?
De la vida real, y la "magia" debe estar que lo que hay en tu corazón llévalo a la vida práctica, a facebook, a twitter, al barrio y a todo lugar, no es que soy creyente y soy maravilloso en mi corazón, debes ser maravilloso predicando a otros, ser valiente para decir ciertas cosas, ser guerrero para seguir adelante...
Escritor peruano
"Fragmento de una de mis novelas"...
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