¿Tiendes a preocuparte más por cómo te ves por fuera que por la persona que te estás convirtiendo por dentro? ¿Dedicas más tiempo a verte más atractiva o atractivo, que el tiempo que le concedes a la palabra de Dios para que moldee tu alma?¿Te cuesta trabajo servir al Señor si no te ves impecable, si no te sientes bien? Cuando tu imagen y tu apariencia son la prioridad en tu vida, no eres feliz y tu vida espiritual se ve afectada. No importa tus defectos ni tus faltas físicas… hoy tienes que reconciliarte con lo que eres para que Dios te pueda usar en plenitud.
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