Cuando no estás contento contigo mismo, cuando te vives quejando, te puede pasar que tengas ceguera espiritual y no veas el árbol que tiene la solución para tus problemas, como le pasó a Moisés que no veía el árbol con el que podía endulzar las aguas amargas. Dios no responde a la lástima; deja de llorar, mira a tu alrededor y tómate el tiempo para reflexionar sobre tu vida, sobre lo que tienes.. y tal vez encuentres un árbol que siempre ha estado allí… y no habías visto.
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