Si tuviésemos que resumir la vida en una frase, quizás la más apropiada sería que la vida es ‘la sala de espera de Dios’ donde aguardamos la respuesta a nuestras oraciones de igual forma que aguardamos en la antesala a que el médico nos atienda. Y es en esta espera que debemos permanecer adorándolo, confiando en Él, viviendo en fe y recordando que mientras nosotros esperamos, Él trabaja para aligerar nuestros pesares, cambiar los diagnósticos negativos, enmendar finanzas y restaurar relaciones.
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