Para sobrevivir en la vida, para salir victorioso de situaciones difíciles, tienes que tener carácter, tienes que tener una piel dura de rinoceronte para proteger lo que Dios te ha dado y permanecer en el propósito que Él te ha encomendado. Si logras entender y aplicar el principio de permanencia, nunca te detendrás en un momento de desánimo o por motivo de un fracaso; al contrario, precisamente en esos tiempos difíciles, te elevarás por encima de los problemas, porque sabes que la victoria de la guerra, al final, es lo que opaca las batallas que pudieras haber perdido en el camino.
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