Dante Gebel
En la actualidad, la idea de que algunas personas merecen más honra que otras nos parece injusta. Hay una nueva generación que sólo valora el preocuparse por sí mismo, en vez de honrar a los demás. Pero el modo de pensar de Jesús es totalmente diferente; él pasa de honrar a un profeta, a un hombre justo y termina con honrar a los pequeños. Honrar significa valorar a todas las personas, lo merezcan o no, simplemente porque han sido creadas a imagen y semejanza de Dios. Hoy, para recuperar la virtud perdida de la honra, debemos volver al camino de baldosas amarillas, a esa guía de valores que nos llevará a ser mejores personas cada día.
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