¿Y qué tal?
- Digamos que me fue atrapando la trama del libro.
¡Ah caramba!.
- Como decía un poeta leer no es perder el tiempo es un momento de relax...
Creo que primera vez que lo escucho.
- Yo hace poco que me enteré de esto, por un amigo que le gusta estar leyendo cuentos, novelas, poemas... y una tarde me decía es bueno que leas... cualquier cosa le pregunté, eso depende de ti me respondió... pero sabes me parece que él es un poco selectivo en lo que lee... y alguien me decía que si no tienes una mejor formación en uno y otro aspecto es muy importante entonces que aprendas a ser selectivo... no sé, quizá tenga razón...
Pensando, pensando creo que sí.
- Probablemente.
Y en cuánto a lo de Lituma en los Andes qué me comentas...
- ¡Uhm!... creo que interesante.
Y veo que ahí tienes ese libro.
- Sí... por momentos un poco que leo... y ya que tengo el libro qué te parece si te leo una parte.
Está bien... y de paso para enterarme qué es lo que se dice, porque nunca he leído ese libro.
- Entonces si es así aquí va unas cuantas líneas...
Perfecto amigo... te escucho.
- Dice así:
- Qué curioso -dijo Lituma-. En ese bar yo vi a uno de mis amigos, uno de esos inconquistables de los que te he hablado, venderle su hembrita a la Chunga para seguir jugando al póquer. ¿Y qué tal si las piuranas de tu cuento y del mío fueran la misma? ¿Estás seguro que el amor de tu vida se llama Mercedes y no Meche?
- Bueno, a las Mercedes les dicen Meche, mi cabo.
- También por eso se me hace cuesta arriba la idea de vivir escondiéndome -dijo ella-. Para mí, todo eso había quedado atrás. Yo quiero irme a mi casa. Bañarme en mi baño, que lo tengo siempre limpiecito. Cambiarme de ropa y quitarme esta mugre que llevo puesta cinco días.
Iba a decir algo más, pero en eso entró el mozo del chifa con los platos, y Mercedes se calló. Cuando aquél les preguntó si iban a comer con cubierto o con palitos, Carreño dijo que con palitos.
- Te enseñaré a comer como los chinos, amor. Es facilísimo. Cuando aprendes, puedes hacer con los palitos lo mismo que con cuchillo y tenedor.
¡Uhm!... está interesante.
- Lo mismo digo yo... y ahora te voy a leer esta parte que dice:
- Algo es algo -se alegró él-. Así se empieza y uno termina por templarse.
Ella se rió, con más ganas que antes.
- ¿Te has enamorado otras veces?
- Nunca como ahora -afirmó el muchacho, con seguridad-. Nunca de nadie como de ti. Bueno, tampoco había conocido a una mujer tan linda, hasta ahora.
- Podría ser Mechita, la vida tiene esas cualidades. ¿Tienes una foto de ella?
- No tuvimos siquiera tiempo de tomarnos una foto juntos -se lamentó el guardia-. No sabe usted cuánto me pesa. Qué cojonudo hubiera sido, además de recordarla, poder verla.
- Y la verdad es que todavía no he terminado de leer la novela... pero hay esas partes en que me atrapa para seguir leyendo.
Quizá te animas a escribir una novela.
- No creo... como lector suficiente... pero si algún día, ¡uhm! ya estoy un poco profético apareciera ese alguien que con su mirada... me lo dice todo... ¡oh Dios! creo que me vuelvo escritor.
Viste amigo, está en las posibilidades.
- Puede ser... y me pregunto ¿aparecerá ese alguien?
En lo más íntimo de ti, ¿tú qué dices?
- Sí, sí aparecerá ese alguien.
Bien, así se habla.
- Y una pregunta.
Dime.
- ¿Y si no aparece?
Vamos, ¡caramba!... hay que moverse en fe, en esperanza...
- ¿Todo eso?
Sí.
- ¿Y tú?
Bueno, yo ya tengo una compañera... aunque ahí peleando, discutiendo, pero ahí estamos...
- Pero cuando quieres abrazarla, besarla ahí tienes a ese alguien.
Eso sí.
- Y yo nada... ni con quién discutir ni a quién abrazarla...
Hay momentos en que qué te puedo decir amigo.
- Yo sí sé.
Qué.
- Hay que moverse en fe, en esperanza...
¡Ah caramba!... tú aprendes rápido...
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
Es parte de una de mis novelas que todavía no he publicado...
Por si... la palabra "cojonudo" significa: estupendo...
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