Si tu pesca no es fructífera, no tienes que pensar que la barca está fallada, tienes que pensar que Cristo nunca se subió contigo a pescar. Cuando te asocias con Dios, vivirás en la bendición de la redención de la cruz y lograrás con menos esfuerzo los frutos que otros logran con sudor, con años de frustración y de trabajo, porque la tierra que pises no estará maldecida ni producirá espinos ni cardos y donde toques se abrirán caminos de bendición y prosperidad. Un mensaje que fortalecerá tu espíritu.
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