Los padres tenemos que proteger la profecía que son nuestros hijos, independientemente si nos va bien o mal en el amor. Hayamos elegido bien o mal a nuestro cónyuge, seguimos siendo padre o madre de nuestros hijos y nuestra tarea, nuestra responsabilidad es creer en ellos, ser profetas encubiertos, darles ese empujón que necesitan para que al volar solos nos usen como plataformas de despegue, en lugar de ser piedras en su camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario