La gran mayoría pensamos que lo espiritual y lo intelectual son dos cosas excluyentes; creemos que si pensamos no podemos adorar y si adoramos no podemos pensar. Pero la mente y el alma no son enemigas, no hay dicotomía entre ellas, son aliadas de tal forma que un gran amor nace de un gran conocimiento. Entonces, cuanto más conozcas al Señor, más te vas a enamorar de Él; cuanto más llenes tu mente con conocimiento, más admirarás Su creación y Sus obras. No temas cuestionar, buscar respuestas, razonar, ser creativo… Dios no ha dejado de crear y está en nosotros descubrir nuevas formas de adorarlo.
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