Resulta fácil creer que Dios es bueno cuando los vientos están a favor y la vida nos sonríe con buena salud, una familia inquebrantable y una situación financiera estable. Sin embargo, cuando Dios no satisface nuestras expectativas, por lo general comenzamos a flaquear en nuestra fe, dudamos que Dios sea realmente bueno, pensamos que tal vez su poder es limitado y su autoridad restringida. Pero es entonces que debemos recordar que el Señor promete que el final siempre va a ser bueno; tal vez tengamos sucesos aislados que nos van a herir, pero siempre, todo lo que ocurra, bueno o malo, va a terminar en bendición. Un mensaje de esperanza.
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