viernes, 30 de diciembre de 2011

Jorge Peñaranda - De lo ordinario a lo extraordinario



Precioso, precioso mensaje...

Un abrazo.


Manuel Núñez del Prado Dávila

(2 Corintios 9:6-15)

El apóstol Pablo exhorta a la comunidad de Corinto a ser generosos con las ofrendas, para apoyar la Obra y de esa manera glorificar a Dios:

“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: ‘Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre’ Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. ¡Gracias a Dios por su don inefable!”

Dios nos ha dado normas precisas para ser personas bendecidas económica y financieramente. En la Biblia encontramos muchas exhortaciones acerca del uso del dinero y nuestra prosperidad. El problema es cómo usar adecuadamente el dinero y lograr dicha prosperidad prometida por Dios. Siempre está la tentación de usar el dinero de una manera desmedida y desenfrenada en busca de mayor riqueza económica. Olvidamos que uno de los puntos iniciales y principales de la técnica de Dios hacia la prosperidad es aprender a dar y dar con sacrificio. El Señor estableció un recurso económico y financiero para sostener a Su pueblo: el diezmo.

LA BENDICIÓN DE DAR Y RECIBIR


Manuel Núñez del Prado Dávila

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