Es triste
una silla
vacía
y lamentarás
todo lo que no hiciste
a ese alguien que se sentaba ahí
y si ahora
estás a tiempo
haz un cambio
antes que esa silla
se quede vacía
y no juegues a que eres grande
y que sabes lo que haces
porque para entrar bien al otro lado
hay que ser como niño
y hoy te dejo este poema para el recuerdo
y más vale ciertas precisiones
que solo colores sin dirección.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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