miércoles, 2 de junio de 2010

Retroceder nunca - rendirse jamás...

Aquella tarde mi buen amor me decía -es hermoso lo que estamos viviendo.

Y hay momentos -le dije- como que no queremos continuar.

- Pero tú y yo -me dijo- somos parte de todos aquellos que estaremos ahí en la batalla, aunque a veces como dice mi papá tengamos que ceder algunos pasos pero será sólo por una cuestión de estrategia.

Correcto, a veces por diferentes motivos cedemos algunos pasos, aunque hay momentos también que queremos ceder más y más pasos.

- No tanto ¡eh! -me decía sonriendo.

Digamos que lo necesario.

- ¿Qué es eso? -me lo dijo en un tono suave.

Estoy bromeando mi cielo.

- Sí ya te conozco, eres bromista -y luego me dijo- ¿en verdad cederías más y más pasos?

Cómo que no supe qué responderle.

- Vamos, dime algo.

Creo que sí.

- ¿Estás bromeando o estás hablando en serio?

Estoy bromeando.

- Gracioso eres no.

Pero sabes -le dije- más allá de toda broma y de todo problema en esta vida hay una cosa que tenemos muy claro: que jamás podemos rendirnos...

- Ayer escuché a un pastor que decía, que nuestra vida por frágil que sea pero que debemos recordar que en el Señor somos fuertes: y somos fuertes a pesar de la brevedad de la vida, somos fuertes a pesar de los problemas, somos fuertes aun cuando la duda nos vaya ganando porque hay algo que cambió en nuestro interior, y es que ahora tenemos convicción y sabemos que un día nos veremos cara a cara con nuestro Señor Jesucristo; y es esta convicción lo que hace que nunca debamos rendirnos; al contrario: Retroceder nunca, rendirnos jamás, y un fuerte aplauso remeció todo el auditorio...

Hermosa prédica -le dije.

Y abrazándome me dijo -y a mí me hizo llorar un poquito porque tocó mi corazón.

Y sabes -le dije- tú eres la compañera que yo estaba esperando...

- ¿Me amas?

Claro que te amo...

Y mirándome a los ojos me dijo -algo he aprendido.

¿Qué? -le pregunté.

Que Dios es bueno -me respondió. Y que aunque hay cosas que no entiendo -seguía diciéndome- pero nunca debemos olvidar como dice el pastor que cuando Cristo venga nos iremos con él.

Y es muy cierto -le respondí.

- Y sabes -me dijo luego- nunca te lo dije pero hoy quiero decírtelo.

Qué mi cielo.

- Que en las cosas de Dios -me dijo- por más gigantes que hayan pero tú y yo somos y seremos de aquellos que aunque golpeados un poco o mucho pero siempre tendremos presente: Retroceder nunca, rendirse jamás....

Y de pronto me desperté y entendí que tan sólo había soñado...

Y un momento después me dije a mí mismo que para que por siempre quedara grabado le pondré por título: Retroceder nunca, rendirse jamás... Te amo mi cielo lindo, te amo. Y un momento después llegó mi buen amor y entre broma y broma me dijo: Ayer he tenido un sueño y que tú me decías -que en las cosas de Dios nunca debemos rendirnos. La miré sorprendida, y sabes -le dije- yo también soñé que tú me decías lo mismo. Me estás mintiendo -me dijo-. No mi cielo, porqué tendría que hacerlo. Y me respondió, pero lo que no te dije es que en mis sueños tú me decías que tu amor es por siempre y que juntos en nuestra vida espiritual entre un poco en broma y en serio pero siempre estaremos diciendo: Retroceder nunca, rendirse jamás...

Me quedé sorprendido y nos abrazamos en aquel momento...


Manuel Núñez del Prado Dávila

Escritor peruano

Es parte de una de mis novelas que todavía no he publicado....

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