Y el público se puso de pie y una chica con lágrimas en los ojos acercándose me dijo, no te imaginas, lo que tus versos, significan para mí; he amado tanto que con tus versos me consuelo, y nunca dejaré de leer aquel poema que una mañana aquel que ya no está me lo leyó y que lleva por título: un día te conocí... y gracias por escribirlo... y en aquel momento me desperté y mi buen amor me dijo: creo que has estado soñando; sí mi cielo, acabo de tener un sueño, y sabes, en mis sueños hay cosas que digo sólo literariamente... para encajonar una idea con otra... para buscar el efecto literario, y quizá para tocar en alguien un sentimiento de amor... Y a veces, tengo que decirlo de algún modo; en el que no estoy de acuerdo... pero al poema hay que darle vida... tocar un corazón; y ahí está el secreto o el éxito de un verso... y mientras íbamos viajando hacia otro pueblo mi cielo lindo me abrazó y me dijo eres genial... y no me imaginé que hoy en la mañana habías estado escribiendo esto; sí lo hice mi cielo y después visité a ese señor ya de cierta edad y le hablé de la palabra de Dios y me sorprendió cuando me dijo que le haga escuchar una vez más las prédicas y ahí mismo saqué mi Mp4 y las primeras prédicas que quiso escuchar eran aquellas de Guillermo Maldonado, después escuchó de Marcos Witt y así sucesivamente de otros predicadores y cuando ya nos despedíamos me dio un abrazo tan fuerte y sus ojos empezaron a llorar y me dijo nunca me imaginé que alguien se preocupara así por mí y gracias amigo porque ayer me guiaste en una oración de fe para recibir a Cristo Jesús como mi salvador personal, y sabes siento que muchas cosas han cambiado en mí y hoy le dije a mi compañera que tu visita a este lugar no ha sido en vano... y antes de retirarme nos dimos un abrazo... y entre otras cosas le dije: que Dios mediante muy pronto... volveríamos a este lugar...Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
Es parte de una de mis novelas que todavía no he publicado...
Feliz, Feliz Año Nuevo... Un abrazo... Y las mayores bendiciones a cada uno de ustedes...
Manuel Núñez del Prado Dávila
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