El día que ya no esté
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no lloren
me habré ido
a tierras extrañas
y sabes
ahí nadie me ignorará
todos nos tomaremos las manos
habrá risas
abrazos
y el niño seguía escribiendo
en un papel sucio
con un lápiz
y él sabía que no tenía un hogar
no había una madre que lo abrazara
no había un padre que lo cuide
no había algunos soles para un lonche
no había más plata para una comida
y la noche iba llegando
y no tenía dónde dormir
y perdonen que ya no escriba este poema
mis ojos se han bañado en lágrimas
y ya no puedo no puedo escribir
me da pena
me da pena seguir escribiendo
me pongo como si yo fuera el niño
y saber que nadie me quiere
¡oh Dios!
qué tristeza para tan grande
que no haya quién me abrace
que no haya dónde dormir
¡oh Dios!
¡oh Dios!
perdónenme
perdónenme ya no puedo
ya no puedo SEGUIR ESCRIBIENDO
y me ocultaré tras las riberas
a llorar
a llorar
y que nadie sepa
de mi sufrimiento grande
que tengo por los niños
QUE NO TIENEN A DÓNDE IR A DORMIR
QUE NO TIENEN A DÓNDE IR A COMER
y cierro el poema
con lagrimas en los ojos
¡oh Dios!
¡oh Dios! ...
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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