martes, 7 de junio de 2016

Javier Bertucci - Dios espera frutos




Hebreos 13:15: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.”

El fruto que Jesús espera de nosotros es que compartamos su Palabra, para así ser sus discípulos. Podemos usar lo que tenemos en la tierra, pero no apegarnos a ellas, debemos tener una visión más alta, y esa visión debe ser hablar de Jesús.

Mateo 1:38-39: “El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.”

Si nosotros no nos hacemos cargo de nuestro propósito que es predicar el Evangelio, las obras del mal avanzarán. No podemos acomodarnos, debemos evolucionar y ser mejores que ayer. Jesús vino a predicar y nosotros debemos seguir su ejemplo. Debemos ser facilitadores para que otros conozcan de Jesús. Predicar es una decisión de corazón. 

Tenemos que salir y predicar a todas partes, tal como cita el verso Marcos 16:20: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.”

La Palabra de Dios debe predicarse con denuedo y pasión, para que así las demás personas accedan a escucharte y sean llenos del amor de Dios. 


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