miércoles, 20 de abril de 2016

Dante Gebel - La revolución silenciosa



Hace más de dos mil años un niño fugitivo que nació en un establo comenzó una revolución que cambiaría las reglas de juego del mundo entero. Las jerarquías cambiaron. Para entrar al Reino de los cielos no hay que ser rico y poderoso, sino tener el alma limpia como un niño y servir a los demás. Porque el que sirve es más pequeño a los ojos del mundo, pero grande a los ojos de Dios. El que sirve lo hace con gozo y no espera aplausos ni recompensas. El que sirve hace una fiesta para darle a los que no tienen, se ciñe la toalla de esclavo y lava los pies de los invitados cuando ningún otro lo haría. Así funciona el Reino del Señor.


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