martes, 4 de junio de 2019

Cada tarde era un deleite de abrazos y de besos













Este poema
se está decidiendo ahorita
no sé si escribir
pensando en los ojos de ella
y decirle
que es hermosa
o pensar
en la voz de un niño
que pide un pan
y que con lágrimas en los ojos
suplica que no lo dejen morir de hambre
y hoy decido
pensar en la voz de un niño
y dejar un mensaje
pero también decido
decirle a ella
que es hermosa
y a veces
es el arte
y la búsqueda
de la belleza literaria
para decidir 
en un solo poema
dos temas distintos
y cuando la inspiración es grande
fluyen en uno solo
y en aquel momento
una brisa me despertó
ella se había ido
para no volver
y a mi lado había un niño
que con lágrimas en los ojos
pedía pan.

Si creías

que el poema ahí acabó
todavía no lo he decidido
hay cosas por escribir
ella
ella es hermosa
y me amó tanto
que sus ojos se alegraban al verme
cada mañana era maravillosa
cada tarde
era un deleite de abrazos y de besos
nos amábamos con profundidad
y aún lloro su despedida
y he querido despedirme de esta manera
para dejar un doble mensaje
que nunca dejes a un niño morir de hambre
no lo permitas
que la sonrisa de un niño
sea más grande que un no
que su inocencia
destruya
toda mala intención
que cuando extienda su mano
sea para ayudarlo
que cuando llore
hay que ser sensibles a ese llanto
y a ti mi amor
decirte
siempre te amaré
y siempre pensaré en tus ojos
cuando tú me amabas
y en aquel momento al despertarme
todo
había sido un sueño.


Manuel Núñez del Prado Dávila

Escritor peruano


No hay comentarios:

Publicar un comentario