martes, 17 de mayo de 2016

¿Qué tal es el autor Paulo Coelho?








Pregunta:
Estimado en Cristo P. Miguel Ángel: En mi oficina hay una persona que se está aficionando mucho a la lectura de un autor: Paulo Coelho, del cual entiendo que es muy sincrético y quizá peligroso, ¿me puede dar argumentos para que esta persona entienda el peligro para su fe católica de la lectura de este autor? Gracias por su atención.
Respuesta:
Estimado:
Le mando este artículo tomado de la Revista PALABRA, nº 431, mayo-2000:
‘Paulo Coelho y su cóctel de espiritualidad’
Por Adolfo Torrecilla
Él es católico a su manera, partidario de una religiosidad que tiene mucho de cóctel (cuarto y mitad de catolicismo, medio kilo de pensamiento oriental, mitad de cuarto de ocultismo y el resto de experiencias gnósticas y esotéricas). El resultado es una religiosidad vacía de compromiso, en la órbita del melifluo new age, que tranquiliza las conciencias, que rebaja la experiencia con la divinidad y que supone una peligrosa estafa religiosa que algunos, sin embargo, admiran acríticamente como el paradigma de la religiosidad del nuevo milenio.
A pesar del arrollador número de ventas, sus relaciones con la crítica literaria son conflictivas. Y es que sus libros (y en esto recuerda a otro fenómeno sociológico, Antonio Gala) no soportan un serio análisis crítico. Sus novelas son planas, esquemáticas, con unas tramas que abusan de un didactismo simplón, endulcorado con mensajes sugerentes (en sintonía con los mediocres libros de autoayuda) y repletos de una epidérmica sensibilidad espiritual.
LITERATURA POBRE
Quizá el secreto de su masiva aceptación popular esté, precisamente, en la aplastante sencillez argumental y narrativa, que facilita la lectura de un tipo de lectores poco exigentes con los productos literarios. En sus novelas, salvo algunas excepciones, apenas hay violencia y sexo. También hay que tener en consideración su estilo, bastante lírico y almibarado, repleto de mensajes filosóficos y optimistas sobre la vida y la necesidad de la religión.
El mensaje que se repite en sus narraciones, especialmente en El Alquimista, su libro más emblemático, es que todos podemos ser mucho mejores, que la inmortalidad es una meta que está al alcance de nuestras posibilidades, que tenemos derecho a que nuestros sueños se hagan realidad y que en cualquier momento de nuestra vida tenemos la posibilidad de fundirnos con la Totalidad, logrando la ansiada fusión íntima de nuestra Alma con el Mundo.

Estos mensajes están en todos sus libros. Publicó el primero a los 40 años, El peregrino de Compostela (1987), libro en clave simbólica sobre las visiones esotéricas que tuvo durante su recorrido por el Camino de Santiago mientras realizaba un conjunto de pruebas esotéricas para ser nombrado caballero de la orden de RAM (Rigor, Armonía, Misericordia). Este libro está ambientado en pleno siglo XX, ‘y los conceptos de infierno, pecado y de demonio ya no tenían el menor sentido para ninguna persona con un mínimo de inteligencia’, comenta en el libro.
FENÓMENO SOCIOLÓGICO
Literariamente, poco hay que decir de Coelho (lo poco ya está dicho). No parece un autor que vaya a dejar mucha huella en la historia de la literatura, aunque sus ventas sean millonarias. Más bien parece que su literatura y su mensaje pseudorreligioso son un elaborado producto de nuestro tiempo, cuando el supuesto renacer religioso se ha transformado en algunos casos en una caótica y sincrética ensalada de religiones. ¿Místico, gurú, visionario, escritor, farsante…? A lo mejor la respuesta está en el marketing.

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