La chica me dijo
llévame a la ribera del río
y alócame con tu cuerpo
ni corto ni perezoso
la llevé a la ribera del río
poco a poco la acariciaba
le saqué su ropa
me quité la mía
ambos nos mirábamos con pasión
la tarde era maravillosa
los pajarillos cantaban
y nuestros cuerpos ahí
en caricias dulces
todo era hermoso
mágico
penetrante
el cielo se juntaba con el mar
el río se veía intenso
mi cuerpo estaba encendido
el de ella era un cuerpo ondulante
su mirada era demasiado hermosa
me abrazaba con fuerza
sentía el impacto de su cuerpo
y de pronto me desperté
y se vino abajo mi sueño
y el público se puso de pie
era un poema que había inventado
para "demostrarles"
que también soy un "poeta"
que camino por veredas distintas
que sé tocar la "carne"
y ampliarla en sensaciones infinitas
y una chica me preguntó cómo lo hago
no sé le dije
pero a veces quiero llegar al mundo
y como muchas veces
no leen mis poemas cristianos
entonces de vez en cuando les envío
un poema "ultra sensible"
para el disfrute de la carne
la chica me abrazó con fuerza
y mis ojos lloraban
porque nunca nadie me abrazó
con tanta dulzura
CON TANTA DULZURA
y me enamoré de ella
ME ENAMORÉ DE ELLA
pero todo
todo fue un sueño
qué triste es ser un artista con el lapicero
y no tener a alguien a tu lado
que te admire
que te mime
que te abrace
qué triste es ser "grande" para el mundo
y que no haya una mirada que te aloque
una mirada que te abrace
qué triste
QUÉ TRISTE
y me fui a caminar solo
a la ribera del río
esperando que una chica que pase por ahí
tenga piedad de mí
que me quiera
que me mime
que me abrace.
Manuel Núñez del Prado Dávila
Escritor peruano
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